Melisa y el duendecillo mágico
Melisa era una trapecista de circo. No era una trapecista cualquiera como las demás. Melisa era una mona. Sus papás también son monos de circo; su mamá fue payasa y su papá domador de leones.
Melisa se pasaba los días tristes porque llevaba toda su vida encerrada en aquel lugar realizando ejercicios acrobáticos. Quería conocer el mundo.
Pero una noche recibió una visita y le preguntó Melisa a aquel duendecillo quien era y le respondió:
-"Soy un duende mágico".
Melisa se quedó sorprendida porque no sabía que existiera los duendes. El duendecillo vestido de azul con una capita en sus hombros le respondió que él tampoco sabía que los monos hablaran. Melisa quiso saber que hacía alli y el duendecillo respondió:
-"El dueño del circo me ha atrapado para pasarme el resto de mi vida aquí; necesito que me ayudes".
Melisa pensó cómo iba a ayudarle si era una simple mona de circo y el duende le explicó:
-" Si tú Melisa subes encima mía romperemos la barrera mágica y podremos salir".
Melisa se lo pensó y dijo:
-"Como no quiero que sufras como yo aquí toda la vida en un circo, voy a ayudarte; además así podré ir al bosque y encontrar al resto de mi familia".
El duende se puso contento y consiguieron traspasar la barrera.
